Soy… (el entrevistado se presenta como quiere)
Soy Fabián. Nací el 22 de noviembre de 1964 a las 22.05 h en la calle Lavalle 1730, en Buenos Aires. Mi papá comenzó a trabajar como mensajero a los 14 años y se jubiló como administrativo en el correo. Para esa época tenía con dos socios más una casa de repuestos de autos en la calle Warnes.
Cuando tenía un año nos fuimos a vivir a Villa Carlos Paz. Viajamos en un Izeta. Mis padres al volante y mi hermana atrás (yo en la cuna).
Recuerdo que a los 5 años en el jardín de infantes tuve mi primer emoción estética: pinté sobre un atril una pintura artbrut. A los 7 me llevaron a estudiar dibujo al salón Rissutto pero duré pocas clases (no me gustaban las naturalezas muertas).
Me interesaba más vagar por los campitos y las calles de tierra del barrio “La Cuesta”. En quinto grado gané un concurso de postales de Navidad y otro de castillos de arena en Monte Hermoso. Los fines de semana recorría el lago San Roque con el velerito Optimist , lo nombré “Trotamundo”.
Viví en Carlos Paz hasta los 13 años. En 1975 explota el Rodrigazo en Córdoba. En el ’78 me llama mucho la atención el logotipo del mundial. Colecciono estampillas, llaveros y figuritas chapín. Me gustaban las revistas y los libros “Lo sé todo” pero por problemas de concentración solo podía leer dibujos. Recrudece la dictadura y nos vamos a vivir a Mar del Plata.
¿Cuál fue tu primer acercamiento al diseño gráfico?
Me llevó varios años encontrar respuestas a esta pregunta y algunas horas de psicoanálisis, no tengo una única respuesta pero voy intentar aproximarme.
Almorzando en una parrillita de Palermo tuve un momento “Rosebud”: vi un afiche que tenía pegado en la habitación cuando era niño. Era de un puma tacleando a una gallina del seleccionado de Francia. Recuerdo otro, de una pareja muy hippie al estilo Heinz Edelmann que posiblemente sea de Oscar Smoje. Esos diseños me llamaron mucho la atención, como el Album Blanco de los Beatles.Mi abuelo paterno tenía una casa de materiales de construcción y mi abuelo materno fue marino mercante, su hobby eran las herramientas y hacer caricaturas con números. Mi abuela de joven siempre quiso ser una señora mayor. Mi mamá, ama de casa. Mi otra abuela me enseño a hacer postre sambayón. De grande me regaló un sello y un lápiz de plata que era de mi bisabuelo.
La casa de la infancia resume mucho la forma de ser de mis padres. Una casa 100% diseñada por ellos: la arquitectura, los objetos, la decoración y las pinturas. A mi padre le interesaba mucho el estilo “arquitectura sin arquitectos” desarrollado por Bernard Rudofsky y también la literatura existencialista: W. Somerset Maugham; la pintura de Jackson Pollock y Kazuya Sakai.
Sobre la chimenea había un retrato cubista de una mujer desnuda pintado al óleo. Cuando mi papá volvía del correo, lo veía dibujar con una Bic azul trazo grueso los logotipos de sus emprendimientos arquitectónicos o de decoración. Tuve una infancia rodeado de discos de Satchmo, Gillespie, Bee Gees y Nicola Di Bari. Revistas Adán y Corto Maltés, planos y maquetas de plastilina. Cuando lo visitaba en el trabajo veía las cintas de papel de los telegramas, las plumas y tinteros para escribir las cartas. Mi mamá me enseño a mezclar los colores de la ropa. Creo que se esforzaron mucho en disimular con elegancia sus carencias. Sobre todo porque mi padre tenía tercer grado y mi mamá segundo año.
Un día me enseñó en la sala de los telegrafistas como se escribía la A, la B y S.O.S en código morse.
La proyección de mis padres era que yo fuese maestro mayor de obra, así que, a fines de los setenta, mameluco y escuela técnica ENET. Fue una pesadilla. La escuela estaba intervenida, y un teniente coronel se subía a un banquito para parecer más alto y darnos los buenosdías a las 7 de la mañana.
En esos años me sentí bastante perdido. Al punto de dibujar una historieta con regla “T” y escuadra. También caminaba por la playa con otros compañeros vagando y haciendo nada. Estuve en 5 escuelas distintas hasta terminar la secundaria.
Por suerte en el verano trabajábamos en el teatro. El tío Enrique fue una figura central en mi aprendizaje. Durante diez años vi configurar su universo circense. Luis Lamónica era su letrista de cabecera, él me enseño a dibujar letras de papel para las carteleras del cine.
María Carreras me enseñó actuación. Durante ese me período me sentí un poco Hugo Cabret, trabajando de boletero, de actor y observando el montaje de cada espectáculo. En 1986 obtuvimos el premio Estrella de mar al mejor espectáculo infantil.
Mientras tanto mi hermana estudiaba Diseño Gráfico en la escuela de artes visuales Martín Malharro. Ahí vi a sus compañeros preparando los originales… entre ellos estaba Carlos del Río y Rodolfo Pagliere. Al verlos estudiar y divertirse no dudé en “querer parecerme a ellos”.
La Malharro marcó un momento importante. Cursé Diseño con el maestro Potenza.
Estudié diseño en plena democracia y recuperé la libertad de jugar. El mar y las revistas fueron una fuerte influencia; recuerdo puestas en página de “Surfing”, “Fluir” y “Skateboarding” (sin saberlo allí estaban los primeros diseños de David Carson), “chEck OUT” o «Street Sheet». Me encantaba ese estilo de diseño gestual y fotos de grano grueso o fotocopias tipo Fanzine. ejemplares que aún conservo. También las revistas de comic Metal Hurlant, Cimoc y Fierro.
Alfonsín trajo a The Cure, Siouxsie and the Banshees y todos los raros peinados nuevos de la New Wave. Max Kissmann diseñaba cortando con tijera a lo Chagall.
En el piso de arriba vivía el periodista Marcelo Passetti y me invitó a escribir en las páginas de la juventud del diario “La Capital”. Realizo mi primer artículo para el campeonato mundial de Surf Joaquina, y la cobertura de un recital de Sting. En los ’80 creíamos en el rock como filosofía.
Después vino el grunge y el snowboard. Y Menem…
¿Cómo llegaste al lugar donde estás actualmente?
¡Uff! Qué difícil responder esto. Es ganas, deseo, mezclado con destino, aciertos y desaciertos. Viví en tres ciudades distintas. Montaña, mar y asfalto. Pero el diseño es el hilo conductor.
Un día viviendo en Carlos Paz viajé a Buenos Aires a ver un cliente. Sobre el asfalto veo brillar una chapita en el piso la levanto y decía “Diseño”, tenía un avión con una hélice en forma de infinito. Lo tomé como una señal.
Mis primeros referentes fueron Ronald Shakespear desde la marcas y Rubén Fontana desde la tipografía. Ahí comencé a seguir caminitos. Las influencias son como las líneas de subte con las distintas combinaciones. Tibor Kalman te lleva Stefan Sagmaister. Ronald a Alan Fletcher, Cachoito de Lorenzi a George Lois y así… son maestros virtuales que de alguna manera al analizar sus trabajos te pasan la antorcha. Desde ahí comencé a delinear mi propio trayecto.
En 1990 vuelvo a Villa Carlos Paz. Ese mismo año gano el concurso de la Marca Turística de la ciudad. Allí trabajé mucho diseñando marcas y carteles. Trabajo en Carlos Paz hasta la crisis del 2001. De la Rúa huye en helicóptero…
Pensé que era el momento de volver al lugar dónde había nacido. Lo primero que hice fue hacer un logo para el cacerolazo. Lo hice circular por mail y al poco tiempo estaba publicado varios portales. Ahí me di cuenta que la cosa podía funcionar.
Me dediqué un tiempo a la investigación histórica. Investigué sobre Raúl Mario Rosarivo. La investigación me llevó hasta Hermann Zapf, con quien tuve la suerte de intercambiar algunas cartas. Rubén Fontana me dio la oportunidad de escribir dos artículos para la revista Tipográfica.
A nivel académico, Oscar Echeverria y Gerardo Rossen fueron dos personas que me abrieron nuevas puertas en Buenos Aires. En 2003 retomo el trabajo como docente en Buenos Aires.
Por esa época, la economía se reactiva y armamos el colectivo de diseño Espacio Guatemala en Palermo.
Ya en el Estudio, realizo trabajos para Michael Thonet, Sherwin Williams, Correo Argentino, el Gobierno de la Ciudad, desarrollos inmobiliarios y campañas políticas. Los tomates comienzan a subir de precio…
La práctica del oficio, la formación heterodoxa, y el deseo de aprender, me condujo hasta aquí. Soy un técnico profesional en continua formación.
Recuerdo las mantas de crochet que tejía mi abuela, y pienso que soy una suma de un montón de partes que voy armando y desarmando.
¿Cómo es su día de trabajo habitual?
Trabajo en mi casa. El día es o muy urbano o muy solitario. Tengo repartido el trabajo en el aula, el diseño de identidad y la consultoría. Uso libretas y cuadernos como soporte para dibujar ideas. Esto me permite trabajar en cualquier lado; después paso a la compu.
Básicamente lo que más hago es pensar en soluciones integrales. El modelo de Joan Costa y su imagen global es algo que utilizo para la consultoría.
Finalmente encontré la medida de lo que me gusta hacer y me siento cómodo con esta escala de proyectos. En el 2004 escribí el libro de bolsillo “Sobre diseño” editado por Asunto Impreso y en el 2014 realicé la edición de mi segundo libro de manera independiente para ser descargado vía Internet y de forma gratuita.
Dibujar siempre me conecta con cosas. Descubrí que el retrato al óleo sobre la chimenea era mi mamá.
¿Qué limitaciones encontrás a la hora de diseñar?
La limitación para mí es un componente esencial del diseño.
Resulta difícil imaginar el diseño sin límites. Límite es la hoja del papel.
Diseñar en Argentina también plantea límites. La gambeta y el taco surgen a partir de la limitación del espacio.
Charlando con Ricardo Blanco, él citaba a un colega que decía: “Se diseña, con industria sin industria o a pesar de la industria…”
Autopregunta (el entrevistado se hace una pregunta y la responde)
¿Qué trabajo estás haciendo ahora?
Acabo de terminar un trabajo de humor gráfico para una agencia que me encargó 100 semantizaciones tipográficas y 30 ilustraciones de rayuelas. También el diseño de libros y carteles. En los proyectos de autoencargo continúo con la serie “Gambeta” que será exhibida en la galería Artis, de la Universidad Autónoma Metropolitana del Distrito Federal.
¿Qué considerás que debería hacer una asociación profesional de diseñadores gráficos? ¿Qué te gustaría que hiciera por vos?
Hacer mesas redondas. Revisar el camino realizado por la ADG en sus distintas gestiones. Capitalizar sus aciertos y resignificarlos. Retomar la relación con ICOGRADA. Escuchar las necesidades de los jóvenes diseñadores.
Creo que la UDGBA va despacio y con pasos firmes y haber logrado la personería jurídica es una manera de renovar las energías.
Uno de los primeros libros de diseño que tuvo mi hermana fue el catálogo de la ADG2. Esa forma de mostrar el diseño profesional era muy inspiradora. Durante un breve tiempo fui socio de la ADG y recibí un listado orientativo de precios organizado por tipo de clientes . Me parece que es una muy buena idea para hacer.
Lo estudiantes de la materia Práctica Profesional, me preguntan bastante seguido si existe “alguna asociación”.
Me gustaría un Portal con todos los contactos de los diseñadores, con una referencia de cada profesional. Que vuelvan a realizar exposiciones y organizar talleres.
Me gustaría dictar el taller “Diseñar Marcas Gráficas” que también dicto en la FADU (UBA).
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Fabián Carreras dirige su estudio FC dedicado al diseño de identidad visual. En 1990 obtuvo el primer premio por el diseño marca turística de Villa Carlos Paz.
En el año 2003 denominó conjuntamente con Hermann Zapf a la “Biblioteca Raúl Mario Rosarivo” de la Fundación Gutenberg. Autor del libro “Sobre diseño” (2004, Editorial, Asunto Impreso).
En el ámbito académico, desde 2004 es docente de diseño en FAECC y dicta el curso “Diseñar marcas gráficas” en el Posgrado de la FADU/UBA.
Ha realizado conferencias y talleres en los principales eventos de diseño e instituciones de Argentina y Latinoamérica.
Participa en concursos internacionales; sus trabajos fueron seleccionados en, Encuentro Latinoamericano de Diseño – UP – “Latinoamérica La mirada de Nosotros”, y también en ediciones de Poster for Tomorrow – “Dead is not Justice”, Green + You –“Posters for Japan”, y Social Design Poster – “The power of Dialogue”. En 2011 obtuvo el primer premio en Walls Down 2011, ADE/USIL, Perú.
Sus trabajos forman parte de la colección de diseño gráfico del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.