entrevista/udgba :: Colectivo Onaire

Somos …
Onaire es un colectivo gráfico formado en 2007 por 5 diseñadores gráficos egresados de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires de la República Argentina. Mariana Campo Lagorio, Gabriel M. Lopatín, Gabriel Mahia, Sebastián Puy y Natalia Volpe.

En ocasiones contamos con invitados especiales, gente de otras disciplinas que aportan desde su mirada particular.

El grupo cree que el diseño y su capacidad de expresión pueden fomentar el conocimiento y hablar de la sociedad.

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¿Cuál fué su primer acercamiento al diseño gráfico?
Lopa, a los 10 años, diseñaba las tapas de sus cassettes con recortes de revistas y Letraset.

A Marian, le interesaba la comunicación y la fotografía, pero no conocía la carrera de diseño gráfico. Buscando qué estudiar al finalizar el secundario, le pareció muy bueno encontrarse con la carrera que le permite comunicar a través de la imagen.

El de Mahia, su abuela, porque pintaba.

A Nati siempre le gustó pintar, es ahí donde encontraba y sigue encontrando la manera más cómoda para decir las cosas.

Y el del Rulo, gracias a su papá que es fotógrafo, que compró una Mac 9500 para que lo ayude a escanear y retocar imágenes. Con ella comenzó la aventura del diseño.

Tiempo más tarde, todos elegimos estudiar la carrera de diseño gráfico en la UBA.

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¿Cómo llegaron al lugar donde están actualmente?
La cátedra de diseño del profesor Alfredo Saavedra nos unió. Primero como estudiantes, luego como docentes. Dar clases nos motivó a hacer, a generar. Sabíamos que no queríamos sentarnos frente a la computadora como forma, así que comenzamos a juntarnos a experimentar. Con el tiempo fuimos desarrollando una metodología de trabajo que salió de manera espontánea.

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¿Cómo es su día de trabajo habitual?
Cada uno de nosotros trabaja de manera particular por lo que juntarnos implica coordinar un momento (¡muy difícil!) y aprovecharlo al máximo, y esto incluye buenas charlas, buena comida, vino, música y disfrute.

Generalmente, al comienzo de cada proceso, nos ponemos de acuerdo sobre el tema a trabajar. Puede estar dado por algún pedido concreto que nos interese o por iniciativa propia, tomando temas relacionados a nuestra historia, la realidad social o la cultura.

En un comienzo nos juntábamos a dibujar, ya que el dibujo es una expresión innata del hombre, y cualquiera puede dibujar. El dibujo se transformó en recortes, y luego en collage, hasta dar nacimiento a lo que nosotros denominamos “guiso gráfico”, una pieza en común, uniendo las visiones de los cinco en una sola composición. Se rompe la expresión individual para lograr una expresión colectiva.

A partir de ahí, se ramifican los caminos a seguir: afiches, murales, ilustraciones, cuadros, videos, indumentaria…

El método nos permitió crear un lenguaje que nos representa, múltiple y heterogéneo. Y nos da plena libertad y apertura a seguir expresándonos por diferentes formatos y medios.

Otros momentos que disfrutamos mucho son aquellos días en que trabajamos en el taller de impresión realizando las serigrafías.

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¿Qué limitaciones encuentran a la hora de diseñar?
Hoy la mayor limitación es el tiempo que le dedicamos a nuestros proyectos en grupo. “No hay límite”, decimos entusiasmados, cuando nos toca proyectar los proximos pasos. La exploración es infinita, y salirse de la consigna es cosa corriente.

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Autopregunta (el entrevistado se hace una pregunta y la responde)
¿Les gustaría vivir de lo que genera el grupo, promoviendo la metodología del guiso gráfico, dando talleres, trabajando todos juntos en un espacio propio, que sirva a la vez de espacio de exposición tanto de sus obras como la de otros artistas?
¡Sí!

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¿Qué consideran que debería hacer una asociación profesional de diseñadores gráficos? ¿Qué les gustaría que hiciera por ustedes?
Desarrollar la cultura de diseño; aunque es una responsabilidad de todos los que la ejercemos.

Por un lado, dentro del circuito comercial en que el diseño puede ser aplicado, poner en valor la profesión y profesionales, de manera que no sólo sean contemplados como operadores técnicos, sino como un rico complemento por medio de la participación en etapas iniciales y creativas de los proyectos de comunicación.

Por otro lado, ya fuera del circuito comercial, vemos mucho campo aún para desarrollar las capacidades del diseño en ámbitos sociales (cultura, educación, etc).

Tal vez gestionar bienales, cursos, capacitaciones, financiamiento, difusión…

 

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